Entrenar a una mascota requiere de gran paciencia y esfuerzo, pues es un proceso que involucra la creación de un fuerte vínculo entre la persona y el animal. Tomando como ejemplo a los felinos, más específicamente a los gatos, pareciera que son poco cooperativos en este apartado.
¿Por qué se cree que los gatos no pueden ser entrenados?
Estas mascotas tienen la reputación de ser los ‘dueños del hogar’, siendo estos quienes en realidad ponen las reglas en la casa. La verdad es que estos animales de compañía tienen entre sí conductas diferentes que les dan su característica reputación.
Los gatos sí pueden ser entrenados, aunque algunos factores hacen parecer que no cuentan con esta capacidad. Muchas veces tiene que ver si han estado expuestos ante el contacto humano, o si es que logran reconocer la recompensa como un acto valioso.
Jimena Mangas, de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA señala que el entrenamiento requiere de asociación positiva. Si los gatos son sometidos a castigos o se encuentran en espacios poco tranquilos, es menos probable que busquen cooperar.
El consentimiento es una parte esencial para el entrenamiento de los mininos; debe ser breve, claro y con recompensas de alto valor. El punto es generar confianza y satisfacción a través de actos de repetición.
¿Qué beneficios aporta el entrenamiento en gatos?
Cuando se entrena a un gato se fortalece la relación entre el dueño y la mascota, haciendo ocasiones como visitas al veterinario o viajes, menos estresantes. El felino aprende de su entrenamiento una sensación de control que le ayuda a reducir la ansiedad.